Hay que romper inicialmente el mito de pensar que el tema de finanzas solo les compete a personas con profesiones de contadores o involucrados académicamente con los números. Este tema define grandes aspectos de tu vida.

Estar y sentirse bien es trabajar por un estado de ánimo que pueden gestionarse a través de intereses, anhelos y motivaciones; pero en especial; implica salud mental, emocional y física.

Muchas veces tomar una decisión de bienestar puede implicar una decisión financiera.

Ejemplo: Ir al trabajo en bicicleta, patineta, transporte público o particular trae por consiguiente riesgos, gastos, ahorros o proyecciones a partir de esas decisiones.

Cuidar este tipo de salir es mirar los comportamientos que se tienen con el dinero, generar hábitos de consumo y asumir el cuidado por medio del ahorro.

Para poner otro ejemplo: te endeudas para viajar en vacaciones. Mientras disfrutas tus planes sientes bienestar, pero al volver es probable que las decisiones financieras tomadas te hagan sentir lo contrario y, el hecho de pensar en cómo vas a responder por esos gastos, te puede quitar el sueño y afectar tu tranquilidad. Esto pasa por actuar sin ver hacia adelante.

Gestionar tus emociones trae beneficios financieros

El ejercicio de la balanza ayuda a sumir retos sin temor contrarrestando con equilibrio saber cómo se puede suplir una deuda y que por 15 días de felicidad no sean dos años de dolores de cabeza.

Es importante que en tu búsqueda de bienestar financiero aprendas a reconocer y gestionar tus emociones​ con el fin de tomar decisiones acertadas. En ese sentido, lo primero es ser consciente de tus gastos y evaluar si realmente la forma como consumes responde a tus necesidades o, por el contrario, a impulsos físicos y emocionales.

share Compartir